
Había una vez una mujer muy, pero muy anciana que vivía escondida en su aislada casa ceca de las montañas. Su extrema soledad la compartía con un peludo amigo que le ronroneaba cada vez que ella trataba de acercársele.
Una mañana un hombre de mediana edad golpeo su puerta, -¿quien es este hombre? -se pregunto la anciana sorprendida por tan extraño ser.
_Soy vendedor de pócimas y me preguntaba si a usted le interesaría comprar algunas de las que llevo hoy en mi maleta.
_No gracias -respondió la anciana quien con rapidez cerró la puerta.
Pero el astuto hombre volvió a golpear la puerta de la anciana una y otra vez hasta que por cansancio la anciana volvió a abrirle.
_Ya le dije que no me interesa comprarle nada -dijo al momento que cerraba la puerta, pero el hombre fue más rápido y la sostuvo para que esta no se cerrase en su cara.
_No le costara nada -dijo el hombre mirando a la anciana para ver su reacción.
_ ¡Nada!, ¿como que no me costara nada? Se como son ustedes viajan por ciudades y pueblos para embaucar a la gente haciéndoles creer que sus productos son de calidad y la verdad es que es solo basura.
_Es cierto quizás nuestra fama no sea la mejor y tal vez usted no crea en mi, pero le obsequiare esta oposita que hará crecer sus plantas hasta limites insospechados.
_ ¿Que quiere decir? dijo la anciana algo aturdida.
_Riegue sus plantas con dos gotas por días y se sorprenderá de los resultados que tendrá.
El hambre entrego el frasco, dio la vuelta y desapareció como si nada.
La anciana tomo el frasco lo miro largo rato y lo dejo sobre la mesa.
A la mañana siguiente la anciana volvió a tomar el frasco y pensó que malo podría pasar, así que roció sus plantas con dos gotas como dijo el hombre.
Los días y semana pasaban y la anciana no veía resultados en sus plantas pero una noche la anciana olvido cerrar el frasco y lo dejo en uno de los bordes de los maseteros fue entonces cuando el gato paseo cerca y con un movimiento rápido de su cola derramo el frasco en una de las plantas de la anciana el y crujido del cristal despertó a la anciana quien dormía a dos habitaciones de distancia, decidió seguir durmiendo y revisar a la mañana siguiente que había pasado.
Pero con la velocidad del rayo, el liquido comenzó a alimentar la planta de sus nutrientes mágicos y esta comenzó a crecer y crecer sin para ni un solo segundo, los mueble s que estaban cercanos a la planta comenzaron a romperse, las paredes a caer y la anciana comenzó a sentir un temblor bajo su cuerpo, sintió como su cama se elevaba y ella caía al piso.
Con un brazo roto debido a la caída la anciana vio los cristales en el suelo y como su gato había sido muerto por una de las ramas de la planta que crecía sin control.
Miro a su alrededor y vio todo destruido y comenzó a llorar, la planta que ya a estas alturas tenia dimensiones abominables extendió una de sus ramas la envolvió desde la cintura y desde su flor contemplo la mirada perdida y nebulosa de la anciana que seguía sin entender que pasaba. Fue entonces cuando la planta se apiado de ella y la dejo caer, pero la altura era tan grande que su débil cuerpo no resistió la caída y falleció al instante.
Semanas mas tarde el mismo hombre pasaba por ese lugar revisando y husmeando que había pasado con la anciana pregunto en el pueblo por la anciana de la colina pero nadie sabia de ella o la conocía, entonces decidió escalar nuevamente la montaña. Llegado a la casa de la anciana vio las ruinas de esta y el cuerpo de la anciana en el suelo ya algo descompuesto.
La miro y dijo: ¡Ha comenzado!
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